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Ángel Cruz Rueda

ÁNGEL CRUZ RUEDA (Jaén,10 de noviembre de 1888 – Madrid, 25 de febrero de 1961)

Catedrático de Filosofía, periodista, escritor y crítico literario, biógrafo de Azorín, catedrático de Literatura, director de Instituto (1930), alcalde de Cabra (Córdoba) entre 1936 y 1940.

Nace en el seno de una familia de escasos recursos. Realiza los estudios primario y medios en Jaén obteniendo sobresalienetes resultados. Queda huérfano de padre con doce años, haciéndose cargo su tío paterno, Antonio Cruz Godoy, sacerdote de la S. I. Catedral y profesor. Consigue una beca por oposición y se traslada a la Universidad de Granada de 1907 a 1911, interno en el Real Colegio de San Bartolomé y Santiago, donde realizó la carrera de Derecho, así como los primeros cursos de Filosofía y Letras, que concluye en la Universidad Central de Madrid. Regresa a Jaén y ejerce la docencia en el Colegio de Santo Tomas. Se prepara las oposiciones para la cátedra de Filosofía en Institutos, que consigue aprobar, con el número uno, en mayo de 1926. Su primer destino fue el Instituto Aguilar y Eslava de Cabra (Córdoba), en el que desempeña diversos cargos directivos –director desde 1930 a 1942-.

Casado en 1917 con María Hesles Rodríguez de Herencia y padre de 5 hijos.
Realiza diversas publicaciones de difusión provincial en los ámbitos donde se movía entre Jaén y Cabra.
En Cabra fue concejal independiente del Ayuntamiento y durante la Guerra Civil tuvo que hacerse cargo de la alcaldía (1936-1940). Ya en 1932 la publicación local La Opinión le había dedicado un número extraordinario como homenaje (edición del 8 de febrero de 1932). En 1942 consigue el traslado al instituto Lope de Vega de Madrid –hasta 1959-, ciudad en la que se abrieron mucho más sus horizontes profesionales y en la que ya permaneció hasta la muerte en 1962.

Se le otorgó el Premio Nacional de Literatura en 1929 por sus libros originales de lecturas literarias destinadas a los niños: Las gestas heroicas castellanas contadas a los niños. ​ El jurado que otorgó el premio estaba compuesto por Ramón Menéndez Pidal, José Martinez Ruíz ”Azorín”, Antonio Ballesteros Beretta y Gabriel Miró, que actuó como secretario. ​

Fue nombrado Hijo Predilecto de Jaén (1935), de Cabra (1938), Académico de la Real Academia de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes de Córdoba (1927), miembro de honor del Asociación de la Prensa en Jaén (1941), comendador de la Orden de Griega y Católica de Constantino el Grande (1947), encomienda de la Orden Civil de Alfonso X el Sabio (1951), etc.

Desempeñó un papel de colaborador con el régimen franquista en la depuración de los maestros afines a la Segunda República.
Se le nombró miembro honorífico del Instituto de Estudios Giennenses, dependiente de la Diputación de Jaén.
El proceso de depuración del magisterio español realizado por el bando sublevado se inició al comienzo de la Guerra Civil, pero no fue legalmente establecido hasta la publicación del Decreto del 8 de noviembre de 1936. Anteriormente a la publicación del decreto, la purga fue llevada por las autoridades académicas de cada distrito universitario, siguiendo las directrices de la autoridad militar y civil de cada provincia, quienes redactaban las primeras listas de maestros sancionadas, para después hacerlas públicas en cada uno de los B.O.P. Esta primera depuración puede considerarse como una purga militar, no solamente por haber sido decidida por los estamentos militares provinciales, sino porque estaba sujeta a la legislación castrense de urgencia. Posteriormente, cuando se constituye el Ministerio de Educación Nacional, la depuración entra en una segunda fase; a partir de este momento la depuración se regula por un cuerpo de leyes y normas establecidas como desarrollo del Decreto 108, y el control de la depuración pasa de las manos militares a convertirse en una competencia del Ministerio de Educación, que paulatinamente va estableciendo una serie de organismos estatales, creados específicamente para gestionar el enorme volumen de trabajo administrativo que la depuración estaba creando. Entre los organismos estatales más importantes estaban las distintas Comisiones Depuradoras Provinciales, formadas por funcionarios ya depurados del ministerio franquista.

A partir del Decreto del 8 de noviembre el proceso de depuración toma cuerpo legal: se justifica que el magisterio durante la II República estuvo en manos inapropiadas, por lo cual era necesaria una revisión de la instrucción pública, para poder extirpar las supuestas falsas doctrinas arraigadas durante el periodo republicano (relativismo, laicismo, etc...). Las bibliotecas públicas y privadas también sufrieron el proceso de depuración. Especialmente intensa fue la depuración que se produjo con los libros de texto escolares: periódicamente los distintos boletines provinciales hacían pública la relación de libros de texto autorizados por las autoridades educativas franquistas. La depuración afectó a todos los maestros, desde la enseñanza pública a la privada, incluyendo también a la religiosa, desde la primaria hasta la universidad, y por supuesto a las Escuelas Normales.​

Desde muy pronto colabora también con la prensa madrileña (La Correspondencia de España, El Universo, Blanco y Negro, La Esfera...), sin olvidar la jiennense (La Regeneración, Don Lope de Sosa y, más tarde, Paisaje) y granadina (La Alhambra). Uno de los cuentos publicados en Blanco y Negro en 1915, Ha muerto una monjita, había sido premiado en el concurso literario de dicha revista. Son numerosos sus discursos pronunciados en actos culturales celebrados en diferentes lugares, algunos de los cuales fueron publicados.

Mantuvo una estrecha amistad con Azorín, a quien dedicó varios trabajos y con quien mantuvo relación epistolar.

Obras suyas son: Armando Palacio Valdés: estudio biográfico (1925), Las gestas heroicas castellanas contadas a los niños: el rey Rodrigo, Bernardo del Carpio, los siete infantes de Lara, el Conde Fernán González, el Cid (1931), Semblanza de Azorín (1943), El artista y el estilo (1946), Bibliografía de Baroja (1946), Nuevo retrato literario de Azorín (1947), Azorín, 1873-1967. Obras completas. Introducción, notas preliminares, bibliografía y ordenación por A. Cruz Rueda (1948-1954), Minuta de cervantismo (1948), Armando Palacio Valdés : su vida y su obra (1949), Mujeres de Azorín (1953), La generación del 98 (1961).

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