Museo Aguilar y Eslava
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28.01.19
Presentación del nuevo poemario de Conrado Castilla

El 24 de enero en la biblioteca del IES Aguilar y Eslava el escritor Conrado Castilla Rubio presentó el poemario titulado "Cuando no tenga presente", versos sobre la palabra, el tiempo, la calle. El profesor Manuel Guerrero abrió el acto recordando la biografía de Castilla, continuó José Manuel Pozo, también miembro de Naufragio, con una introducción al nuevo poemario, y el autor, desgranó todos los motivos poéticos que lo componen.

Conrado Castilla Rubio (Pozoblanco, Córdoba. 1963) es profesor de Geografía e Historia, miembro de la Asociación Cultural Naufragio y forma parte del Consejo de Redacción de la Revista Saigón.

En 1998 se publicó su primer libro Desde aquí (Cuadernos del Gallo nº 23, Ayuntamiento de Pozoblanco) y desde entonces ha publicado los poemarios Tres esquinas y una más (colección Espiral, Ayuntamiento de Lucena) y Del tiempo que va y viene (Ediciones Moreno Mejías, Sevilla). Además, sus poemas han aparecido recogidos en diversas antologías como Lucena en verso, Divergentes, Antología del XV Encuentro de Poetas en red y Arrecife de náufragos.
Colabora en diversas revistas literarias, como El rincón del Haiku, Saigón, la Ballesta de Papel o Aldaba.

También ha publicado diversos artículos relacionados con la investigación histórico-geográfica de los Pedroches y sobre el patrimonio cultural andaluz y lucentino que ha culminado con la edición del libro Itinerarios sobre el patrimonio histórico de Lucena.

Cuando no tenga presente, su último poemario

El último poemario de Conrado Castilla deja patente que la intersección entre la vida y la muerte es el olvido. Nos encontramos con una poesía cuidada, con versos que destilan esmero y humanidad, que rezuman piedad ante los semejantes y muestran al lector cómo nos afecta el entorno y el paso del tiempo.

PROEMIO
Casi todos los días voy,
al menos un rato, a las palabras
Unas veces buscándolas
para crear un poema
y otras, las más,
salgo al encuentro de versos de otros.
Una vez encontradas las hago mías,
las guardo en el silencio
del cajón de mi mesa
y las dejo macerar
durante un tiempo.
Más tarde vuelvo a ellas, las releo,
borro lo que no me gusta
y reescribo con letras mínimas
un poema en mi cuaderno
sin disfraz que lo oculte,
esperando que cualquier día
alguien que busque otras palabras
ajenas
las encuentre.